20 febrero 2006

Zona de confort

10 febrero 2006

La importancia del "back office" (personas de apoyo)

Cada entrada en boxes es una carrera contra el crono. Al paso de meta previo a la parada, un miembro del equipo avisa al piloto de que en la siguiente vuelta debe detenerse. Lo hace enseñándole desde el muro un cartel en el que figura la palabra (in) dentro. Poco después, recibe un mensaje por medio de la radio interior, en el que un ingeniero le confirma el aviso. En esos momentos, las ruedas que se van a colocar en el vehículo siguen protegidas por unas fundas que equivalen a mantas eléctricas. Así se logra que no se enfríen, que alcancen una temperatura de 90 grados para no perder adherencia.

Doce segundos antes de detenerse, el vehículo entra en esa especie de vía de servicio que es la zona de boxes. En ese momento, el piloto debe activar, desde el volante, el botón de limitación de velocidad, que reduce ésta a 80 km/h. Ese es el máximo permitido en ese tramo.

En cuanto el piloto frena el coche, 21 mecánicos entran en acción. El que dirige la operación se sitúa la frente del piloto, con un cartel circular donde se lee “Brakes on” (Frenos apretados). Un empleado levanta la parte delantera de del vehículo y otro hace lo propio con la trasera. Con el piloto pisado el pedal del freno, cuatro mecánicos desenroscan y quitan la tuerca de la llanta de cada una de las ruedas. Un compañero se encarga de sacar el neumático y otro de poner el nuevo, antes de que aquél coloque de nuevo las tuercas. Si no hay errores, esta operación dura 3,8 segundos. Simultáneamente, se abastece el coche de combustible. Tres empleados sujetan la manguera, que debe permanecer estable y que descarga 12 litros de combustible por segundo. En el Renault de Alonso caben 110 kilos, equivalentes a 120 litros. Dependiendo de cada carrera, y de las paradas que se prevean hacer, el depósito se llena del todo o no. Un mecánico inserta la manguera conectada al surtidor en la boca del tanque del coche, que tiene un sistema de apertura automático. Desde el primer momento un compañero permanece cerca del coche con un extintor en la mano; otro se encarga de mantener estabilizado el vehículo y un tercero limpia la visera del casco si así lo requiere el corredor. Si todo sale bien, desde que el piloto entra en los boxes hasta que sale habrán pasado entre 20 y 28 segundos, dependiendo de la cantidad de combustible que se cargue al monoplaza.

Ninguna escudería hace pública la cantidad de combustible con la que entra en escena ni el tipo de neumático (blando o duro, dependiendo del calor) que utilizará. Y los pilotos respetan el secreto del sumario. De la decisión tomada y de la rapidez del proceso, como de la mecánica y del piloto, dependen buena parte de las posibilidades de triunfo.

01 febrero 2006

¿Qué significa la confianza?

- Que yo me pongo en las manos del otro porque pienso y lo estimo bueno para él y para mí.

- Que acepto un compromiso de naturaleza interpersonal.

- Que le doy libertad al otro para que responda de sí mismo.

- Que el otro se autocontrola sin necesidad de control externo porque se autocom­promete para moverse en la dirección que ha testimoniado.

- Que el otro dice la verdad; es veraz, quiere decir realmente lo que dice.

- Que yo elijo al otro; le selecciono; le reconozco; le aprecio; le doy crédito; le responsabilizo; le doy la oportunidad; le desarrollo.

- Porque lo considero competente, capaz, inteligente y honesto.

Evidentemente que dar confianza es arriesgado y siempre origina tensión. Por mi parte, no sé si el otro será capaz de asumir la responsabilidad; pero por otra parte, si no le otorgo confianza, no asumirá nada ni él, ni yo. Este último riesgo es mucho mayor y, en todo caso, estamos condenados a tener que vivir la vida peligrosamente. Para confiar en otro, primero, usted tiene que tener confianza en sí mismo. Quien es desconfiado, desconfía de sí mismo.

La confianza es una actitud y un hábito. Exige una cierta identificación con el otro. Es el cimiento de toda organización y de toda sociedad. Sin confianza no existiría ni el gobierno, ni el hospital, ni la universidad, ni la empresa, ni el mercado. Todo producto o servicio es una visión. La confianza exige un proceso de diálogo y comunicación que desemboca en el encuentro de voluntades. Por lo tanto, la confianza no es un intercambio ni es cosa de interés personal; porque entonces se defraudaría cuando las circunstancias se volvieran favorables. Es correspondencia en la que cada uno actúa desde su libertad (co - respondencia).